Desde tiempos inmemoriales se ha discutido dónde podemos encontrar el arte. ¿Es solamente un producto humano que requiere de una intervención dirigida por un ser viviente? ¿Podemos hacer arte sin proponérnoslo? ¿Cuál es el propósito del arte: la intención o la belleza?
Por supuesto, cada una de estas preguntas tiene una respuesta personal, pero si el arte es belleza, ¿no está el arte en la montaña que miramos desde la llanura?
Es cierto que la definición de la palabra nos dice que es una manifestación humana y que necesitamos recursos, ya sea plásticos, sonoros o lingüísticos. Sin embargo, esto no es todo. Necesitamos producir una emoción en quien lo recibe, un choque, un cambio.
Pero si el arte necesita de esos elementos, ¿no es arte un gol de Messi que nos hace llorar? ¿Es más valioso ese gambeteo que parece de otro mundo a un cuadro que nos hace cerrar los ojos porque no nos gusta nada como el artista mezcló los colores en un lienzo?
Personalmente, creo que el arte y el deporte son primos hermanos. Después de todo, pocas cosas hacen sentir más que vestir la camiseta de tu club. Es cierto que una jugada de un delantero puede emocionar pero no tiene el valor de permanencia (más allá de ser inmortal a través de los videos), pero en los ojos del hincha, la jugada puede haberse interpretado cómo puro arte.
Un video juego, ¿es arte? Seguramente sí, ya que tiene cada uno de los elementos necesarios para serlo. Una obra plástica hecha con basura, ¿es arte? Habrá respuestas divididas, pero probablemente también lo sea. ¿Un trabajo realizado por un niño de cinco años en el jardín de infantes? Pocas cosas más sublimes que esto. Nuestro primo cantando en un karaoke familiar también es arte. O acaso, ¿vale más un dibujo realizado por la inteligencia artificial que por un ser humano?
Si la belleza del arte no radica en la perfección, entonces la respuesta es obvia. Pero por ahora, el arte nos hace humanos, aunque no toda obra de arte sea exclusivamente humana.
La importancia del artista en la sociedad de hoy es debatida, pero nunca fue más importante. Todos llevamos dentro un semilla, pero no en todos los casos se expresará de la misma manera. Para algunos será cantar, escribir, esculpir, dirigir, hacer deporte o programar un videojuego. Para otros, simplemente admirar el trabajo de otros. En una sociedad más tecnológica que nunca, necesitamos más artistas que nunca.
Al final de día, si el arte no nos salva, al menos nos hace más humanos.