Un marine saca de su chaqueta un arrugado papiro y se lo muestra a Tim. Tim traga saliva y suspira. Gira inmediatamente y se acerca a Michael que  conversa con un periodista: «El mapa existe», le dice. En otra parte del mundo, dos hermanos discuten por un asesinato, el de un amigo común: el director de la Biblioteca de Bagdad.

 


El coleccionista

Capítulo 8.  Traficantes de arte.


Han asesinado a Ibrahim en el saqueo… —El sacerdote se acercó y tuvo que contener un insulto.
—¡¿Qué?! ¿Ibrahim está muerto? —Raúl bajó la cabeza y caminó hasta la pared para lograr apoyarse en algo—. Dios… no lo puedo creer… Ibrahim…
—Sí, buen momento para invocar a Dios… ¡hipócrita! Sabía que eras un inescrupuloso, pero esto es demasiado… Ibrahim era tu amigo también… La última vez que hablé con él aún seguía intentando reconciliarnos… —Ernesto miró hacia el techo.
—¡Cállate! Yo no he mandado matar a nadie…
—¿Quién te ha llamado hace un momento? —preguntó el sacerdote con los ojos entornados señalando el teléfono, como si pudiera ver las mentiras de Raúl.
—Pues no lo sé, habrás visto que colgué el tubo apenas te vi. —Raúl se tocó la cabeza y se acercó nuevamente a su hermano—. Ahora, si me disculpas, tengo que dar el pésame a la familia de mi amigo. —Sus ojos se llenaron de lágrimas.
—¿Sabes por qué lo han asesinado? —Ernesto comenzó a caminar y observaba detenidamente la gloriosa biblioteca de su hermano mientras hablaba dándole la espalda.
—Porque son una horda de fanáticos asesinos —Raúl fue tajante en su respuesta.

—¡¿Es que acaso no lo entiendes?! ¡¿No comprendes que lo han asesinado por el bendito mapa?! El mapa existe… ¿Sabes lo que eso significa?

—No —desvió la mirada hacia el rostro de su hermano para comprobar su reacción—, fue porque el mapa existe.
—¿El mapa? ¿De qué hablas?
—No te hagas el inocente… Sabes muy bien de qué hablo. El mapa. Alejandro Magno.
—Sí, por supuesto. —Raúl sonrió—. ¿Sabes si hay algún ferrocarril que me deje directamente en la tumba de Alejandro Magno?
—Tu infantil sentido del humor sigue intacto —el sacerdote hizo una pausa—. Piénsalo… ¿Qué otro motivo podría haber?
—Pues, cualquiera, simplemente que estaba en el momento equivocado en el lugar equivocado —respondió Raúl.
—Él fue el único muerto. —Ernesto hizo un gesto de desaprobación agitando las manos en el aire.
—Pues no lo sé. Para llevarse el resto de los objetos de allí… Tú lo conocías, no les habrá hecho fácil la huida…
—¡¿Es que acaso no lo entiendes?! ¡¿No comprendes que lo han asesinado por el bendito mapa?! El mapa existe… ¿Sabes lo que eso significa? —gritó Ernesto completamente desencajado.
—Sí, que alguien está a punto de hacerse muy famoso. —Raúl inclinó la cabeza y miró hacia el techo—. Muy famoso.
—¡No! ¿Lo has olvidado? ¿Has olvidado la historia que nos contaba nuestro padre? No puedes haberlo olvidado.
Raúl se dirigió a su sillón y se dejó caer. Apoyó la espalda y subió los pies a la banqueta de madera. Cerró los ojos y permaneció inmóvil ante la atónita mirada de su hermano.
—Claro que lo recuerdo. —Se llevó las manos atrás de la nuca y respiró profundamente—. Imposible olvidarlo.

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El coleccionista (Novela)


Cuando una muchedumbre enardecida saquea la Biblioteca Nacional de Irak en 2003, Ibrahim, el director, intenta salvaguardar su mayor secreto, un mapa que lleva a la tumba de Alejandro Magno.

 

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