Aldo Moro se dirigía a firmar un acuerdo que sería transcendental no solo para Europa sino para el mundo, cuando fue secuestrado por las Brigadas Rojas. El status quo internacional, por otra parte, se sentía amenazado por la iniciativa del que fuera primer ministro de Italia en dos ocasiones y entonces presidente de la Democracia Cristiana.
El Compromiso Histórico, como se conoció a aquel pacto, era un acuerdo entre la Democracia Cristiana y el Partido Comunista que intentaría lograr la colaboración de los partidos más importantes de Italia para alcanzar un consenso que permitiera sostener las instituciones democráticas. La idea de alejar el autoritarismo y defender la democracia resultó ser demasiado arriesgada. Y algo se salió de los carriles.
Aldo Moro fue secuestrado antes de llegar al Parlamento y asesinado después de 55 días de cautiverio.
¿Sabía Aldo Moro que su apoyo al Compromiso Histórico iba a ser su condena de muerte? Probablemente sí.
La misma viuda de Moro, poco después de su funeral, contó que el secretario de Estado Henry Kissinger le advirtió duramente sobre lo que podía ocurrir si seguía por ese camino.
¿Sabía Aldo Moro que su apoyo al Compromiso Histórico iba a ser su condena de muerte? Probablemente sí. Pero quizás no supiera desde qué lugar se orquestaría el macabro plan de su secuestro y sacrificio.
Pero, ¿quién podía estar en contra de este acuerdo que permitiría por primera vez dar injerencia al Partido Comunista en la política europea?
La respuesta es tan simple que asusta. Todos.
Estados Unidos no veía con buenos ojos este acuerdo y se lo hizo saber a Moro mediante una conversación que tuvo con Henry Kissinger. El acuerdo iba a darle un lugar en la política europea a los comunistas. La misma viuda de Moro, poco después de su funeral,contó que el secretario de Estado estaodunidense le advirtió duramente sobre lo que podía ocurrir si seguía por ese camino.
La Unión Soviética tampoco quería sentar un precedente con este tipo de acuerdos en Europa.
Y el Estado Italiano terminó de firmar su sentencia de muerte.
Las Brigadas Rojas lo secuestraron, simularon un juicio y le dieron muerte para luego abandonarlo en el baúl de un automóvil cerca de la sede de su propio partido.
Un símbolo de lo que no podía ocurrir. El status quo no debía modificarse. Nadie iba a luchar por un simple hombre que quería cambiar a Italia. Porque tampoco nadie iba a dejar que Italia cambiara el destino del mundo.
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