La libertad de expresión en la época de redes sociales.
Cuando Hillary Clinton era candidata a presidente, un hombre armado entró a una pizzería de Washington DC y disparó. No hubo heridos ni muertos. Sin embargo, el caso resonó a nivel mundial y hasta fue bautizado Pizzagate.
¿Qué era lo que este tiroteo tenía de especial entre las decenas que suceden en Estados Unidos? El tirador buscaba liberar a niños que estaban presos en un sótano, secuestrados por una organización de pedófilos que respondía al Partido Demócrata. No olvidemos que todo esto ocurría en el sótano de esa pizzería, en plena capital del país, en un lugar conocido por ser frecuentado por políticos.
Una historia terrible.
Excepto que no había niños, ni cadenas, ni demócratas pedófilos. Solo un hombre, un rifle, y una verdad que no era tal.
Pero alguien subió un video a YouTube donde decía que en aquel lugar ocurrían cosas atroces contra niños indefensos. Y ese hombre, sin dudar, fue hasta allí a rescatarlos.
El personaje que publicó el video es Alex Jones, un controvertido hombre que tiene un sitio de noticias que es una usina de fake news, o noticias falsas. Y se escuda detrás del derecho a la libertad de expresión para seguir con su guerra de mentiras, fanatismo y odio.
Excepto que no había niños, ni cadenas, ni demócratas pedófilos. Solo un hombre, un rifle, y una verdad que no era tal.
También desde su sitio web sostuvieron que la masacre de Sandy Hooks fue montada y que no hubo víctimas. Los 20 niños y seis adultos que murieron eran, simplemente, actores.
Los familiares tuvieron que soportar todo tipo de acosos e insultos luego de que esta ridícula teoría saliera a la luz.
Lenny Pozner y Veronique De La Rosa perdieron a su hijo Noah, de seis años, en el tiroteo. Desde entonces, se han tenido que mudar 7 veces en los últimos cinco años para escapar de los truthers, como llaman en inglés a quienes defienden estas teorías alternativas de la verdad. La familia finalmente decidió perseguir legalmente a quienes han inventado esta teoría. Pero el daño ya estaba hecho.
Entonces, ¿hasta dónde llega la libertad de expresión? ¿Debemos tolerar que en nombre de la libertad se fomente el odio?
¿Por qué en la era de la híper información, estamos cada vez más desinformados?
Se me ocurren pocas cosas más sanas que dejar hablar a todo el mundo y escuchar todas las opiniones. Sin embargo… ¿realmente protegemos la libertad de expresión cuando escuchamos y no hacemos nada ante las personas que incitan el odio?
Nos espera la difícil tarea de usar tiempo y criterio en distinguir dónde está la información que los medios no nos cuentan y dónde están las mentiras. Porque a veces, las verdades alternativas son simplemente eso. Mentiras.
El Último Aullido del Lobo (Novela)
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