La Inteligencia Artificial y los escritores
Desde hace un tiempo, es común escuchar que la Inteligencia Artificial va a jubilar a muchas profesiones, entre ellas a los escritores, pero ¿hoy una computadora puede estar dotada de creatividad y estilo? ¿Escribir es lo mismo que escribir bien?
Nadie tiene dudas de que la tecnología nos está poniendo frente a un mundo más fácil, más dócil. Un mundo que podemos domar con la ayuda de una máquina. Pero el ser humano tenía, hasta ahora, algunas características que lo hacían inimitable, la creatividad y la curiosidad. Solo una mente humana podía crear y desarrollar una historia de ficción. Hoy en día, con una cuenta de mail y una computadora personal, podemos pedirle a la I.A que escriba un cuento pero… ¿una palabra tras otra en una trama es todo lo que necesitamos?
¿Acaso los escritores no utlizamos un estilo, un tono, ciertos giros que nos caracterizan? Quizás el lector no sepa, y claro que no tiene por qué saberlo, todo el trabajo que hay detrás de un cuento o una novela. Leer y releer, encontrar exactamente las palabras con las que queremos mostrar una puesta de sol. Para la máquina sería simplemente un «el sol nacía», para un escritor puede ser un «los rayos quebraban la negrura de la noche que moría de a poco» o tantas otras combinaciones de palabras para mostrar imagenes que el lector puede ver mientras lee. Cuestión de estilo propio. Lás máquinas nos pueden imitar creando, pero aún no pueden crear pensando.
Probablemente, en el futuro, las Inteligencias Artificiales puedan ser completamente creativas y disruptivas en la forma de narrar. Hoy, los escritores amamos a la tecnología y le tememos en igual medida. Pensar que meses y hasta años de trabajo pueden ser reemplazadas por unos simples comandos sobre un teclado nos da pavor. Y, sin embargo, todos buscamos crear un texto con I.A para comprobar o apagar nuestros miedos.
El futuro de los seres pensantes
Nunca en la historia de la humanidad nos vimos obligados a convivir con una tecnológía que nos podía reemplazar. Pero este no solo es un problema para los escritores y el resto de las profesiones creativas, todas las profesiones están con la espada de Damócles sobre la cabeza. En un abrir y cerrar de ojos, los empleados de atención al cliente pueden desaparecer y su reemplazo serían amables máquinas con voces suaves y que nunca pierdan la paciencia. Hasta el psicólogo que nos escucha y nos aconseja puede ver su carrera en peligro si las Inteligencias Artificiales logran algo parecido a «pensar».
¿En qué van a trabajar las generaciones del futuro? Algunos dicen que programando estas máquinas que nos van a facilitar tanto la vida, pero en algún momento, ¿no podrán ellas programarse a sí mismas?
Lo único que es seguro es que el futuro no puede detenerse y tendremos que hacer uso, con más intensidad que nunca, de nuestra creatividad para entender qué rol vamos a tener en el futuro, y qué vamos a hacer con el tiempo libre que las computadoras nos regalarán.
La humanidad se encuentra frente a un desfío sin precedentes en la historia: solo un ser humano puede resignificar lo que significa ser «humano».
Eso, claro está, por ahora. Solo por ahora.